LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Previo a un conocimiento existe una información, por lo tanto información y conocimiento van de la mano, no puede haber conocimiento sin información, la sociedad de la información se refiere a la avanzada y creciente tecnología para accesar y almacenar información cada día más fácil y rápido. Y la sociedad del conocimiento trata del análisis reflexivos de la información donde grupos sociales aprovechan la oportunidad de compartir sus puntos de vista según su nivel socio cultural, es decir, que la sociedad de la información se compone de hechos y sucesos; y la sociedad del conocimiento de el análisis e interpretación de varios hechos.
Este término fue utilizado por primera vez en 1969 por el austriaco Peter Drucker relacionado con la gestión empresarial la cual fue profundizada por otros autores como Robín Mansel o Nico Stehr.
Drucker escribió también un libro llamado la Sociedad Post-Capitalista en la que destaca la necesidad de generar una teoría económica que colocará al conocimiento en el centro de la producción de riqueza y señala que lo más importante no era la cantidad de conocimiento sino su productividad.
Comparto esta tesis pues considero que no importa la cantidad sino la utilidad y lo significativo que sea el conocimiento, que obtengas para enfrentarte a la vida y lograr el éxito deseado, no sólo en el área económica, también en el ámbito social, cultural y familiar, aspectos invaluables en esta sociedad tan cambiante, que desde comienzos de la primera revolución industrial ha visto en la tecnología la posibilidad de obtener mas productividad y calidad a menor costo y trabajo. Un ejemplo de ello, fue los medios de transporte que revolucionó toda la economía mundial, fue producida por el ferrocarril, dando paso a la siderúrgica, minería, extracción de hierro y carbón.
Analizando estos aspectos nos encontramos con la necesidad incansable del hombre en encontrar nuevas fuentes de energía y tecnología que permitieran alcanzar e impulsar el desarrollo industrial.
A mediados del siglo XIX después de la depresión económica, surgieron varios avances técnicos y productivos que lograron el crecimiento de la economía mundial como fueron: el petróleo, la electricidad, los rayos X, el telégrafo, la radio, el teléfono, la penicilina, entre otros, que dieron el gran empuje convirtiendo la investigación en un elemento clave para el crecimiento económico de las naciones y la estabilidad de sus habitantes.
Impactos sociales de los cambios tecnológicos
Cambios Tecnológicos. Seria inimaginable concebir nuestro actual nivel de vida sin los grandes cambios tecnológicos: la medicina, el transporte, las comunicaciones, la energía… todos los sectores son tributarios de las innovaciones Tecnológicas.
Visión Optimista. El discurso optimista de la revolución tecnológica siempre auguro que con ella se podrían superar los problemas ancestrales de la humanidad: pobreza, súper población, migraciones obligadas, desigualdades sociales, entre otros.
Visión Realista. La orientación y el uso actual de ciertas tecnologías no solucionan algunos de esos problemas, sino que los agravan profundamente.
Es incuestionable que los beneficiarios directos e inmediatos de las mejoras Tecnológicas sólo representan una mínima parte de la humanidad. El resto no sólo no ve que sus problemas se resuelvan, sino que advierte como aumenta la distancia entre ellos y la parte más desarrollada del planeta.
Los llamados “efectos secundarios” de ciertas tecnologías, principalmente de la industria y los transportes, están cuestionando la subsistencia física del planeta.
Nuevas Tecnologías y Mutación Social. La implantación extensiva y en no pocas ocasiones arbitraria de las innovaciones Tecnológicas esta suponiendo un aumento correlativo de la depreciación del capital variable que constituye el llamado “factor humano” de la producción y esta revolucionando todos los esquemas de contra prestación laboral.
Allí donde se esta aplicando de forma masiva el cambio Tecnológico, especialmente en lo que a las Tecnologías de la Información, comunicación y conocimiento se refiere, se están produciendo importantes mutaciones sociales de signo diverso y contradictorio, constatándose, en cualquier caso, una más que preocupante ausencia de control democrático sobre las mismas.
Tecnología y Sociedad. Hubo un tiempo en el que se pensaba que de una forma natural el desarrollo científico y tecnológico terminaría llegando a los países más pobres e incluso que estos serian sus beneficiarios más destacados. En 1965 Nicholas Negroponte, a propósito de su libro Being digital, todavía se preguntaba, analizando el promedio de edad de los ciudadanos alemanes y mexicanos, cual de esas dos naciones se beneficiaria primero del ser digital.
Hoy por hoy la respuesta es fácil encontrarla. La brecha entre países ricos y pobres es cada vez más evidente y la Tecnología acentúa más esa evidencia. El sueño utópico de una especie de tecnoparaiso en el que las seculares diferencias entre unos pueblos y otros, entre unas sociedades y otras, quedarían arrasadas gracias a la Tecnología sigue siendo simplemente una quimera.
Tecnología, Sociedad, Política, Información y Economía. Los factores que explican la paradoja de que muchos cambios tecnológicos sirvan para distanciar y profundizar en la dualizacion económica y social de los pueblos, en vez de para unir, son diversos.
En una economía de carácter global, la Tecnología se convierte en un elemento de carácter estratégico y en un factor de competitividad de primera magnitud. Nadie pues, esta dispuesto a cederla generosamente.
A estos impactos sociales de los cambios tecnológicos se refiere Zinmunt Bauman cuando nos habla de la necesidad de un cambio social dinámico con seguridad, valores, ética, lo cual denomina “sociedad solida” y una “sociedad liquida” que identifica como movilidad cambiante, incertidumbre, relatividad de valores donde la precariedad de los lazos humanos en una sociedad individualista y privatizada marcada por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones. Donde el amor se hace flotante y la convivencia entre las personas no esta presta al dialogo, sino a espacios de exclusión asimilación o supresión mental del otro.
Analizando un poco sus obras llama poderosamente la atención su inclinación por los temas sociales y la crudeza como los plantea, observando su biografía se ve cierto trauma post guerra que persigue a este noble hombre que tuvo que vivir las inclemencias de la guerra en un mundo desigual.
REVISTA DESENREDA (1997) Nº I AÑO I
SEGUN KOICHIRO MATSUURA:
Los profundos cambios de la ciencia en el siglo XX han originado una tercera revolución industrial: la de las nuevas tecnologías, que son fundamentalmente intelectuales. Esa revolución ha ido acompañada de un nuevo avance de la mundialización y ha sentado las bases de una economía del conocimiento, en la que éste desempeña un papel fundamental en el desarrollo y las transformaciones sociales.
Hay que señalar que información no es lo mismo que conocimiento. La sociedad de la información en gestación sólo cobrará su pleno sentido si propicia el surgimiento de sociedades del conocimiento pluralistas y participativas, que sepan integrar en vez de excluir.
¿Será el siglo XXI testigo del auge de sociedades en las que se comparta el conocimiento? En las sociedades caracterizadas por el aprendizaje no tendría que haber exclusiones porque el conocimiento es un bien común al que todos deben tener acceso.
El conocimiento tiene dos características notables: su no rivalidad y -una vez que ha expirado el plazo de protección garantizado por el derecho de propiedad intelectual- su no exclusividad.
La primera de estas características ilustra una propiedad del saber que ya puso de relieve el político y filósofo estadunidense Thomas Jefferson: el hecho de que una persona haga uso de un conocimiento no impide que otra lo utilice también. La segunda característica significa que toda persona puede utilizar libremente un conocimiento de dominio público.
Sabemos que el desarrollo de sociedades en las que se aprovechen compartidamente los conocimientos es la vía que nos permitirá luchar eficazmente contra la pobreza, prevenir graves peligros para la salud, reducir las terribles pérdidas humanas ocasionadas por los maremotos y huracanes, y promover un desarrollo sostenible.
Sin embargo, hay obstáculos que se oponen a las sociedades del conocimiento compartido:
Hay que señalar que información no es lo mismo que conocimiento. La sociedad de la información en gestación sólo cobrará su pleno sentido si propicia el surgimiento de sociedades del conocimiento pluralistas y participativas, que sepan integrar en vez de excluir.
¿Será el siglo XXI testigo del auge de sociedades en las que se comparta el conocimiento? En las sociedades caracterizadas por el aprendizaje no tendría que haber exclusiones porque el conocimiento es un bien común al que todos deben tener acceso.
El conocimiento tiene dos características notables: su no rivalidad y -una vez que ha expirado el plazo de protección garantizado por el derecho de propiedad intelectual- su no exclusividad.
La primera de estas características ilustra una propiedad del saber que ya puso de relieve el político y filósofo estadunidense Thomas Jefferson: el hecho de que una persona haga uso de un conocimiento no impide que otra lo utilice también. La segunda característica significa que toda persona puede utilizar libremente un conocimiento de dominio público.
Sabemos que el desarrollo de sociedades en las que se aprovechen compartidamente los conocimientos es la vía que nos permitirá luchar eficazmente contra la pobreza, prevenir graves peligros para la salud, reducir las terribles pérdidas humanas ocasionadas por los maremotos y huracanes, y promover un desarrollo sostenible.
Sin embargo, hay obstáculos que se oponen a las sociedades del conocimiento compartido:
- La brecha digital. Hoy en día, el hecho de no estar conectado a la red supone verse privado del acceso a múltiples conocimientos. Si bien es cierto que el número de internautas aumenta sin cesar y asciende ya a la cifra de mil millones, hay todavía en el mundo 2 mil millones de personas privadas de electricidad y 75% de la población del planeta no tiene acceso, o muy poco, a los medios de telecomunicación básicos.
- La brecha cognitiva, mucho más honda y antigua, que no sólo traza una divisoria profunda entre los países del hemisferio norte y los del sur, sino también dentro de cada sociedad.
- La concentración del conocimiento y de las inversiones importantes en los campos de la ciencia y la educación. Unas y otras se agrupan en áreas geográficas reducidas, agravando la fuga de cerebros de los países del hemisferio sur hacia los del norte, entre los países del norte y también entre los países del sur.
- La brecha cognitiva, mucho más honda y antigua, que no sólo traza una divisoria profunda entre los países del hemisferio norte y los del sur, sino también dentro de cada sociedad.
- La concentración del conocimiento y de las inversiones importantes en los campos de la ciencia y la educación. Unas y otras se agrupan en áreas geográficas reducidas, agravando la fuga de cerebros de los países del hemisferio sur hacia los del norte, entre los países del norte y también entre los países del sur.
- El agravamiento de disparidades sociales, nacionales, urbanas, familiares, sociales y culturales que afectan a muchos países, así como la persistencia de las desigualdades entre los sexos. La proporción de niñas y jóvenes del mundo sin escolarizar se eleva a 29% y las mujeres están insuficientemente representadas en el ámbito científico.
Para superar estos obstáculos, las naciones van a tener que invertir en educación, investigación, fomento de la información y desarrollo de "sociedades del aprendizaje". Aquellos que no inviertan suficientemente en conocimiento, en educación y ciencia de calidad, pondrán en peligro su futuro.
¿Podrán los países del sur crear sociedades del conocimiento? ¿No son éstas un lujo exclusivo de las naciones del norte? Bien se podría responder con las palabras de Abraham Lincoln: "Si creen que el conocimiento es caro, piensen cuánto puede costar la ignorancia".
Para superar estos obstáculos, las naciones van a tener que invertir en educación, investigación, fomento de la información y desarrollo de "sociedades del aprendizaje". Aquellos que no inviertan suficientemente en conocimiento, en educación y ciencia de calidad, pondrán en peligro su futuro.
¿Podrán los países del sur crear sociedades del conocimiento? ¿No son éstas un lujo exclusivo de las naciones del norte? Bien se podría responder con las palabras de Abraham Lincoln: "Si creen que el conocimiento es caro, piensen cuánto puede costar la ignorancia".
EL APRENDIZAJE
El pensamiento científico es el hijo del pensamiento filosófico ellos conducirán a algunos a separar filosofía y ciencia. Según Rafael Echeverría.
Las tecnología dela información y la comunicación (TIC) en la educación. Como redes sociales blog, biblioteca digitales, buscadores motores de búsquedas, correo electrónico mensajería instantánea tienen como finalidad brindar apoyo a los programas educativos con uso de las tecnología como factor de desarrollo humano social promoviendo espacios colaborativos de aprendizaje. Promoviendo espacios de intercambios de experiencias que fortalezcan el proceso de enseñanza y del aprendizaje.
A través de las diferentes redes sociales podemos impulsar la investigación desde la praxis pedagógica. Fomentando el pensamiento critico, y reflexivo, el auto aprendizaje y el trabajo liberador.
El perfil del estudiante con las TIC.
Asume el carácter universal y democrático de la información y el conocimiento genera principios y normas que asisten el manejo y dominio de las TIC
Utilizar de forma adecuada los servicios de internet en la solución de problema de su entorno.
El proyecto Canaima Que Es?
Es la democratización conforme a la educación libertadora del uso del computador como un recurso de aprendizaje. Para la materialización de este proyecto se debe formar a los y las docentes para formar sus praxis educativas pedagógicas. Según Fols Borda (año 60) la investigación acción es un medio para llegar a formar más satisfactoriamente a la sociedad para transformar la realidad.
Carlos Lanz (año 90) La investigación, es la producción de conocimientos para seguir la practica que conlleve al cambio de la realidad aprender investigando, conocer-transformando.
Colectivo de formación docente esta inmersa en el desarrollo de los valores éticos, morales y humanistas con una planificación estratégica un currículo pertinente con una dirección educativa democrática.
PARA EL DR, JASNA STIEPOVICICH
La economía mundial, basada en conocimiento, la velocidad creciente de su recambio, la vinculación efectiva entre productores y consumidores de ese conocimiento, así como la articulación entre innovación, ciencia y tecnología son, entre otras, algunas de las características y desafíos presentes en la sociedad actual.
Sin duda estas demandas recaen en los grupos profesionales, procurando mantener una educación continua o permanente, para reforzar competencias o adquirir aquellas que les permitan desenvolverse en un mundo cambiante que los enfrenta a diario con materias desconocidas, con situaciones imprevistas y, por tanto, con retos nuevos e inesperados.
En este escenario, donde el conocimiento juega un papel relevante en la construcción de las sociedades, los órganos de difusión científica se constituyen en herramientas de trabajo indispensables para el desarrollo eficiente de los procesos propios de cada disciplina y la interacción entre las más diversas áreas y ciencias, cumpliendo así su función social.
La revista Ciencia y Enfermería es una publicación que, desde su primer volumen editado en 1995, ha venido aportando ininterrumpidamente en esa dirección, cumpliendo en el próximo año una década de trayectoria. Como Presidenta del Consejo Asesor de la Revista, agradezco a la comunidad científica y profesional de enfermería los aportes y apoyos recibidos, como también expreso nuestro férreo compromiso al desarrollo de este órgano de difusión oficial del Departamento de Enfermería de la Universidad de Concepción.
POR: JOSE LUIS MATEO:
Se describe la Sociedad del Conocimiento basada en el saber y la especialización, cuya importancia es creciente como motor de la prosperidad económica y la mejora de la calidad de vida. Enseñanza, Investigación, Desarrollo e Innovación serían los pilares de esta nueva sociedad.
Se estudian a continuación las cuatros clases de conocimiento: Conocer-qué, por qué, cómo y quién, y la estructura y Organización de la Sociedad del Conocimiento.
Se estudian a continuación las cuatros clases de conocimiento: Conocer-qué, por qué, cómo y quién, y la estructura y Organización de la Sociedad del Conocimiento.
Sociedad del Conocimiento; Prosperidad económica; Calidad de vida; Enseñanza; Conocer-qué; Conocer-por qué; Conocer-cómo; Conocer-quién; Estructura y Organización de la Sociedad El término ‘sociedad del conocimiento’ ocupa un lugar estelar en la discusión actual en las ciencias sociales así como en la política europea. Se trata de un concepto que aparentemente resume las transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para el análisis de estas transformaciones. Al mismo tiempo, ofrece una visión del futuro para guiar normativamente las acciones políticas. Sin embargo, ha tenido una adaptación desigual en las diferentes áreas lingüísticas concurriendo también con otros términos como ‘sociedad de la información’ y ‘sociedad red’. Este artículo tiene como objetivo exponer brevemente el estado de la cuestión de la discusión alemana de la sociedad del conocimiento.
Palabras clave: sociedad del conocimiento, sociedad de la información, sociedad red
Definición de la sociedad del conocimiento
El concepto actual de la ‘sociedad del conocimiento’ no está centrado en el progreso tecnológico, sino que lo considera como un factor del cambio social entre otros, como, por ejemplo, la expansión de la educación. Según este enfoque, el conocimiento será cada vez más la base de los procesos sociales en diversos ámbitos funcionales de las sociedades. Crece la importancia del conocimiento como recurso económico, lo que conlleva la Necesidad de aprender a lo largo de toda la vida. Pero igualmente crece la conciencia del no-saber y la conciencia de los riesgos de la sociedad moderna.
Estas consideraciones implican la necesidad de preguntarse por los fundamentos del concepto. Un punto de partida debe ser la pregunta: ¿Qué es conocimiento?
Heidenreich, en el artículo anteriormente mencionado, propone partir de las teorías de Kant, James, Dewey y Luhmann para responder a esta cuestión. Ya Kant indicó que conocimiento no es una representación objetiva del mundo. Sin embargo, tampoco es una representación meramente subjetiva y discrecional. Somos capaces de distinguir entre “sueños” y “realidad”, independientemente de que se entiende por ésta. Algunas representaciones se confirman en la práctica, otras no.
Lo que hace falta es conseguir un equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo de la noción conocimiento, para lo cual se puede recurrir a las propuestas conceptuales del pragmatismo norteamericano de James y Dewey, y a la teoría de sistemas desarrollada por el sociólogo Luhmann.
Heidenreich, en el artículo anteriormente mencionado, propone partir de las teorías de Kant, James, Dewey y Luhmann para responder a esta cuestión. Ya Kant indicó que conocimiento no es una representación objetiva del mundo. Sin embargo, tampoco es una representación meramente subjetiva y discrecional. Somos capaces de distinguir entre “sueños” y “realidad”, independientemente de que se entiende por ésta. Algunas representaciones se confirman en la práctica, otras no.
Lo que hace falta es conseguir un equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo de la noción conocimiento, para lo cual se puede recurrir a las propuestas conceptuales del pragmatismo norteamericano de James y Dewey, y a la teoría de sistemas desarrollada por el sociólogo Luhmann.
Este último define conocimiento como un esquema cognitivo que se considera verdadero, pero que, al mismo tiempo, es variable. Estos esquemas regulan la relación de sistemas sociales y físicos con su entorno. A diferencia de las expectativas normativas, que no se revisan ni siquiera en caso de decepción, las expectativas cognitivas si se revisan y se corrigen en caso de que será necesario a base de las experiencias adquiridas. A pesar de que el conocimiento no representa el mundo de forma objetiva, hay un criterio de su adecuación (su verdad), que reside en su convalidación en la práctica (James 2001 y Dewey 1960) aunque estos efectos prácticos no están dados de forma objetiva, sino que a su vez se constituyen a través de las interrelaciones entre las personas perceptoras y actuantes por un lado, y la realidad por otro lado. De esta forma se construye socialmente una certeza de la realidad.
La utilización de esta definición del conocimiento implica que no se puede hablar de la sociedad del conocimiento refiriéndose solo al hecho de que se está produciendo cada vez más conocimiento tomando como indicador, por ejemplo, que el 90 por ciento de todos los científicos de todos los tiempos están viviendo ahora. No se trata de un indicador de la ‘sociedad del conocimiento’, sino, como mucho, de un indicador de la constitución de un sistema autónomo de la producción de conocimiento. Basándose en la definición expuesta, la sociedad actual no dispone de más conocimiento que otras sociedades, sino que la definición de conocimiento como variable y verificable en cuanto al no cumplimiento de expectativas hace pensar, que la ‘sociedad del conocimiento’ está caracterizada por la decreciente importancia de los rituales, de las tradiciones y de las normas aceptadas sin más. Al contrario, la ‘sociedad del conocimiento’ está marcada por la disposición de poner en cuestión las percepciones, suposiciones y expectativas tradicionales y socialmente aceptadas. La tesis implícita es que las sociedades actuales consideran cada vez más la expectativas basada en conocimiento en lugar de normas. Es decir, las expectativas son cada vez más variables y revisables.
Las reglas y evidencias de nuestra sociedad están cada vez más sometidas a procesos de reflexión, lo cual tiene su expresión en el deterioro acelerado de las estructuras reguladoras tradicionales
Las reglas y evidencias de nuestra sociedad están cada vez más sometidas a procesos de reflexión, lo cual tiene su expresión en el deterioro acelerado de las estructuras reguladoras tradicionales
La consideración de que una sociedad se basa en el conocimiento no depende, por lo tanto, del tipo de los bienes producidos (es decir bienes inmateriales o intensos en I+D) y tampoco de la competencias especificas de los empleados, que se manifiestan por ejemplo en certificaciones académicas. Las organizaciones muchas veces citadas como ejemplos del trabajo basado en el conocimiento -como consultorías, los bancos de inversión, los corredores de bolsa, los laboratorios de software o las agencias publicitarias- no lo son por sus exigencias laborales específicas o sus productos como organizaciones basadas en conocimiento. De entrada, los conocimientos y experiencias requeridos para la producción de ropa y de acero no son menos intensos que el conocimiento requerido para las actividades en las organizaciones mencionadas. Tampoco se puede definir la sociedad del conocimiento a través de la inmaterialidad de sus procesos económicos (Stehr 2000. p. 63). No hay duda de que se está reduciendo el peso de las actividades relacionadas con la obtención de materias primas, su tratamiento y la producción de bienes materiales. Pero también las actividades inmateriales podrían ser altamente estandarizadas, dejando poco margen de acción y de decisión individual. El criterio esencial es la disposición de poner en duda las normas y reglas establecidas. Por lo tanto, la capacidad innovadora es constitutiva para la ‘sociedad de conocimiento’. Solamente se puede hablar de una sociedad de conocimiento, cuando las estructuras y procesos de la reproducción material y simbólica de una sociedad están tan impregnadAs de operaciones basadas en conocimiento, que el tratamiento de información, el análisis simbólico y los sistemas expertos se convierten en dominante respecto a los otros factores de re-producción. Otro requisito imprescindible de la ‘sociedad del conocimiento’ es que el conocimiento en general y el conocimiento de los expertos en particular sean sometidos a un proceso de revisión continua convirtiendo de está forma la innovación en un componente cotidiano del trabajo basado en conocimiento (véase Willke 1998. p. 355).
Se puede suponer que todo tipo de sociedad tiene está disposición. No se puede imaginar una sociedad invariable en el tiempo, como tampoco se puede imaginar una sociedad sin tradiciones, normas y reglas institucionalizadas. Pero solo la sociedad moderna altamente diferenciada, cuyo origen se encuentra en el Renacimiento italiano, ha sido capaz de crear dinámicas transformadoras permanentes a través de la constitución de subsistemas de la sociedad orientados al cambio (sobre todo la ciencia, la economía y la tecnología). En este sentido, la validez del concepto de la ‘sociedad del conocimiento’ depende de obtener indicios claros de que la producción, distribución y reproducción del conocimiento ha cobrado una importancia estratégica y dominante en las sociedades actuales. En primera instancia se deben identificar los espacios sociales estratégicos de la producción y distribución del conocimiento, como las prácticas y los objetos constitutivos, y descubrir su puesta en red y su institucionalización de las estructuras locales en regimenes globales (véase Rammert 1999).
Menor costo y trabajo
Aprendizaje y educación en la sociedad del conocimiento
Por Ferran Ruiz Tarragó
Es un hecho manifiesto que, mientras que la sociedad y las actividades laborales están cambiando mucho en los últimos años por la globalización y las TIC, no lo hacen en igual medida las escuelas y otras organizaciones de las que las personas dependen para aprender y orientar su vida, incluidas las universidades. El mundo escolar actual, concebido para el viejo orden industrial de la enseñanza en masa y el aprendizaje estandarizado, no consigue atender con éxito a un alumnado diverso, inquieto y complejo, alumnado que ha cambiado mucho más que las instituciones diseñadas hace tiempo para acogerlo.
La respuesta de muchísimos jóvenes a la escolarización se manifiesta por medio de actitudes de escaso compromiso, de escapismo o de abierto rechazo. En la actual organización escolar incluso muchos buenos alumnos se sienten cotidianamente castigados por el mero hecho de ser individuos psicológicamente complejos encajados en un sistema diseñado básicamente con la premisa one-size-fits-all («un modelo para todos»). Salvo excepciones, el fomento de la creatividad y del espíritu emprendedor, la aplicación del conocimiento, y el desarrollo de la personalidad y de los valores no son los pilares sobre los que se articula la educación actual. El resultado de todo ello se manifiesta en términos de pasividad y conformismo, de limitadas competencias, de bajas calificaciones y de abandono escolar, con los consiguientes perjuicios personales, sociales y económicos.
Una tesis del ensayo es que es muy posible que, después de prestar un gran servicio, el modelo industrial de organización escolar esté llegando al final de su vida útil, al menos para amplias capas de la población. La funcionalidad global de la escolarización, con su enfoque despersonalizado y orientado predominantemente hacia adentro y hacia el pasado, parece poco adecuada para estimular a los jóvenes a hacerse cargo de sus vidas y a afrontar las grandes exigencias de nuestra sociedad.
Lo más básico que falta hoy en día son visiones atrevidas, coherentes, inspiradoras y a su vez realistas de lo que la educación podría ser dentro de 10 o 20 años. Pero el sector educativo da pocas señales de responder por sí mismo a estos grandes retos. A pesar de que dispone de muchos informes sobre su estado y de que cuenta con grandes profesionales, se observan pocos progresos e incluso se percibe el agravamiento de ciertos problemas, lo que permite conjeturar que la educación actual no es una industria del conocimiento, ya que el conocimiento sobre sus propias prácticas no le basta para transformarse.
La educación es posiblemente el único ámbito que aún debate la utilidad de las TIC, aunque éstas tengan cada vez mayor presencia en los centros educativos. Los procesos de incorporación de las TIC carecen a menudo de un enfoque profundo y renovador, tanto por la falta de nuevas visiones de la educación como por factores estructurales que bloquean la innovación, como pueden ser un currículo excesivamente orientado a los contenidos, las limitaciones de la evaluación -que emplea procedimientos que no permiten valorar la consecución de nuevos objetivos-, la organización burocrática del profesorado y la consiguiente despersonalización de la actividad académica, las deficiencias en la organización de los centros, y, muy especialmente, la falta de atención al liderazgo educativo, que en los centros públicos españoles se materializa en un sistema de dirección escolar obsoleto, con más carencias que posibilidades, con más restricciones mentales y funcionales que poder de intervención sobre la realidad.
El sistema educativo tiene una gran necesidad de relacionarse con el mundo exterior, de aprender de él, de salir de su tradicional aislamiento y endogamia, tanto para mejorar sus prácticas como para formular nuevos objetivos y sistemas de organización y funcionamiento. En especial debería aprender del mundo de la empresa, que ha desarrollado un lenguaje común en torno a conceptos como incremento de productividad, orientación al cliente, gestión del cambio, reingeniería, gestión de la información, cultura corporativa y partenariado con otras organizaciones. Estos conceptos le permiten interactuar, innovar y hacer frente a retos continuos, y en ellos las TIC tienen un papel estratégico. Ninguno de estos conceptos debería ser ajeno al sector educativo: se podrían incorporar al mismo dando lugar a nuevos diálogos, a una nueva generación de conocimiento y a un proceso de mayor integración de la educación en la dinámica social.
Los retos actuales requieren actuar con visiones y energías renovadas que permitan superar la falta de liderazgo, la insatisfacción permanente, el conformismo y la escasa relación con el exterior que imperan en el sistema educativo. Es preciso renovar los temas de debate, dar un protagonismo real a los alumnos y a sus padres, y apostar fuertemente por la colaboración entre los profesionales de la educación y los agentes empresariales y sociales, todo ello con el objetivo de enriquecer el sistema educativo con conocimientos y enfoques que hasta ahora le han sido ajenos. Sólo así parece posible avanzar por la senda de la transformación del aprendizaje, de los centros escolares y del propio sistema educativo que se requiere para estar a la altura de las exigencias y urgencias de la sociedad del conocimiento.
HACIA LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENTO
Educación, ciencia, cultura y comunicación: la amplitud del ámbito abarcado por la UNESCO es, a un tiempo, una garantía de la pertinencia de su misión y una muestra de la creciente complejidad de ésta.
Los cambios radicales provocados por la tercera revolución industrial –la de las nuevas tecnologías– han creado de hecho una nueva dinámica, porque desde mediados del siglo XX la formación de las personas y los grupos, así como los adelantos científicos y técnicos y las expresiones culturales, están en constante evolución, sobre todo hacia una interdependencia cada vez mayor. Hay que admitir que esto último es un elemento positivo. Por ejemplo, ¿se puede imaginar hoy en día una utilización de las biotecnologías que no tenga en cuenta las condiciones culturales de su aplicación? ¿Se puede concebir una ciencia que se desentienda de la educación científica o de los conocimientos locales? ¿Se puede pensar en una cultura que descuide la transmisión educativa y las nuevas formas de conocimiento? Como quiera que sea, la noción de conocimiento es un elemento central de todas esas mutaciones. En nuestros días, se admite que el conocimiento se ha convertido en objeto de inmensos desafíos económicos, políticos y culturales, hasta tal punto que las sociedades cuyos contornos empezamos a vislumbrar bien pueden calificarse de sociedades del conocimiento.
Si, por regla general, hay acuerdo sobre la pertinencia de la expresión “sociedades del conocimiento”, no ocurre lo mismo con su contenido. En efecto, ¿a qué conocimiento o conocimientos nos referimos?
¿Hay que aceptar la hegemonía del modelo técnico y científico en la definición del conocimiento legítimo y productivo? Por otra parte, ¿qué debemos hacer ante los desequilibrios que existen en el acceso al conocimiento y ante los obstáculos que se oponen a ese acceso, tanto a nivel local como mundial? Estos son algunos de los interrogantes a los que trata de aportar algunas respuestas éticas y prácticas este primer Informe Mundial de la UNESCO, al que guía una sólida convicción: las sociedades emergentes no pueden contentarse con ser meros componentes de una sociedad mundial de la información y tendrán que ser sociedades en las que se comparta el conocimiento, a fin de que sigan siendo propicias al desarrollo del ser humano y de la vida. Si nos referimos a sociedades en plural, es porque reconocemos la necesidad de una diversidad asumida. El momento parece oportuno para volver a examinar esta cuestión.
En efecto, la multiplicación de estudios sobre la nueva situación del conocimiento y el hecho de que se tenga cada vez más en cuenta esta cuestión en las iniciativas en pro del desarrollo permiten el distanciamiento necesario para hacer un primer balance y sacar enseñanzas susceptibles de suscitar propuestas en este ámbito Todo ello justifica plenamente el título y las orientaciones del presente informe.
En sus páginas se esboza un panorámico futuro con rasgos prometedores e inquietantes a la vez. Prometedores, porque el potencial ofrecido por la utilización razonable y resuelta de las nuevas tecnologías abre auténticas perspectivas al desarrollo humano y sostenible, así como a la edificación de sociedades más democráticas. Inquietantes, porque son muy reales los obstáculos y las celadas en el camino hacia estas metas. Se menciona a menudo la brecha digital, cuya realidad es innegable. Pero hay algo más inquietante todavía: la brecha cognitiva que separa a los países más favorecidos de los países en desarrollo, y más concretamente de los países menos adelantados. Esta última brecha corre el riesgo de ahondarse, al mismo tiempo que surgen o se amplían otras grietas muy profundas dentro de cada sociedad.
¿Cómo podríamos aceptar que las futuras sociedades del conocimiento sean sociedades disociadas?
La función de la prospectiva no consiste en minimizar las tensiones y los peligros futuros en nombre de un optimismo convencional. No obstante, formular previsiones significa también incitar a la acción. Desde este punto de vista, la reflexión prospectiva tampoco debe dejarse ganar por el pesimismo si quiere formular prescripciones de forma legítima y oportuna. La
UNESCO es un foro y una encrucijada de encuentros, intercambios y debates, cuya vocación es hallar las vías que nos conduzcan hacia horizontes comunes, preservando al mismo tiempo la diversidad de los ritmos y métodos. Añadiré que esas vías no se limitan a preservar esa diversidad, sino que se apoyan en ella por considerarla un punto fuerte y no un punto débil. No se trata de buscar soluciones simples y unilaterales. De lo que se trata es de encontrar pistas de reflexión y acción para poner la comunicación y la información al servicio de la transmisión del conocimiento. Esta transmisión debe arraigarse en el tiempo, extenderse en el espacio y funcionar entre las generaciones y las culturas.
La UNESCO, en virtud de sus ámbitos de competencia, cuenta con unos conocimientos técnicos y una experiencia inestimables para hacer frente a un desafío de esta envergadura. La revolución tecnológica y cognitiva que hemos heredado del siglo XX ha dado una nueva dimensión al mandato de la Organización, haciendo que sean cada vez más estimulantes los desafíos estratégicos y complejos que ha de afrontar hoy en día. Las observaciones y los proyectos que presentamos en este primer Informe Mundial de la UNESCO ponen de manifiesto la necesidad de sentar las nuevas bases de una ética que oriente a las sociedades del conocimiento en su evolución. Una ética de la libertad y de la responsabilidad, que ha de basarse en el aprovechamiento compartido de los conocimientos.
En este sentido Venezuela durante los últimos 10 años ha sufrido una transformación radical en cuanto a Educación, ciencia, cultura y comunicación, dando paso a las nuevas tecnologías que se incrementan en todo los países desarrollados a través de estrategias formuladas por los órganos competentes para llevar estos nuevos conocimientos a una sociedad que no quiere vivir en la ignorancia.
Estas nuevas tecnologías se han ido incrementando en cuanto pasa el tiempo, asociando todo esto a las instituciones educativas para así mejorar la calidad de enseñanza - aprendizaje en los estudiantes.
La sociedad del conocimiento no es más que un grupo de personas preparadas en el ámbito laboral, político, cultural y social que se encargan de realizar actividades para mejorar los entornos y así dar paso a una nueva cultura
Según (Drucker 1969).Este tipo de sociedad está caracterizada por una estructura económica y social, en la que el conocimiento ha sustituido al trabajo, a las materias primas y al capital como fuente más importante de la productividad, crecimiento y desigualdades sociales.
En esta sociedad, el número de trabajadores disminuye y el enfoque en la innovación para llegar a nuevos y mejores procesos en el sector de los servicios aumenta. Las sociedades industriales están fuertemente influenciadas por la tecnología y se difunde en el patrón de la vida cotidiana. Si nos fijamos en la cultura, entonces podemos observar que en estas sociedades, las personas no tienen creencias ilógicas, prefieren la lógica y la racionalidad.
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